sábado, 12 de febrero de 2011

Nada más

No puedo darte más de lo que ya te dí,  ya no queda nada más en mí para dar, solo este vacío oscuro donde se refugia mi alma buscando un poco de piedad.
Fui tu amiga, tu amante, y tu mujer. Te escuché nombrarla mil veces, traerla a nuestras conversaciones, como si buscaras una justificación, y acepté compartí con su sombra gigante e implacable, tu cuerpo, tus manos y tus besos.
Luché por ser mejor  creyendo con inocencia que así podría tenerte, hice cosas que solamente se hacen por amor, te entregué todo, hasta la fibra más íntima y recóndita de mí ser. Pero no  te alcanzó…
Lloré incontables  lágrimas en silencio,  intenté curar con vendas invisibles las heridas que ibas causando en mi corazón, pero ningún remedio sirvió para poder consolar tanto sufrimiento.
Fui fuerte, constante, insistente…Impasible contra mis propios miedos y pesadillas recurrentes.
Me enceguecí para no tener que ver tus excusas, tus mentiras disfrazadas de consuelo. Inventé respuestas a preguntas inadmisibles. Justifiqué. Perdoné. Idealicé.
Seguí adelante sin mirar atrás, creyendo en un mañana, esperando ansiosa el día en que valoraras mis esfuerzos y comprendieras que te amaba, con ese amor incondicional; eterno…
Perdí la noción de la realidad. Cada vez que iba a dejarte, me dejaba convencer por tus fantasías, y me aferraba a esas dos palabras que repetías de memoria, pero que no creo que hayas sentido jamás
Volví mil veces a cometer los mismo fallos, me jugué por vos, y nada cambió, con el tiempo lo único que cambiaba eran mis ilusiones tornándose lentamente en decepciones, cada vez más grandes, más hirientes.
Convertí mis pasos certeros en tumbos errantes, tomé atajos inexistentes negándome a seguir el camino real, desvié mis pasos de toda señal de amor propio, y me arrastré…
Así llegué hasta hoy, cuando digo basta, porque al mirarme en el espejo, siento que no puedo ser yo esa mujer doblegada con los ojos hinchados de llanto, no puedo reconocer mi propio reflejo, me busco y no encuentro ni un esbozo de lo que fui antes de llegar a vos.
Y al  adentrarme en mi solo veo huellas profundas de dolores sin curar, estaciones  vacías de tanto amor dado sin devolución , campos estériles de confianza, plagados de desilusión  y los  surcos  vacios que fui sembrando  de semillas esperanzadas que  jamás crecieron ni crecerán…
                                            Sindel Avefenix


Final

Cuando ví que se acercaba el final, lo primero que hice fue negarlo.
Miré con ansiedad hacia un costado buscando algún desvió que me llevara lejos  del desenlace que apremiante, se presentaba ante mis ojos y mi razón.
Muchas veces reinicié el mismo momento,  insistí en continuar, una y otra vez sobre la misma y ya desgastada base de desilusión.  La agonía, lenta, furiosa por mi resistencia, se extendió y multiplicó en miles de espinas que me atravesaban dejando heridas palpitantes. Paso a paso, y a cuentagotas el dolor enveneno sin piedad mis últimas esperanzas. Estuve pagando un precio demasiado alto, para  no quedarme sin aquello que había soñado iba a ser para siempre.
A la larga fue peor, nadie puede cambiar su destino.
Me negué a fracasar, a aceptar que siempre son mejores los finales concretos, y no las extensiones forzadas.
El tiempo que gané en esa lucha absurda contra mi sensatez, estuvo construido con piezas derruidas de lo que alguna vez fue bello y real. Y cada vez que soplaba una brisa se desmoronaba a mis pies, siendo cada caída más estrepitosa y polvorienta.  Hasta que cada segundo inventado se fue tornando insoportable, insostenible, mísero.
No puedo seguir viviendo en este espacio ficticio, así sobreviviendo, respirando este resto de aire en pequeñas inhalaciones para que no se acabe.
Es hora de madurar, abrir mis manos al viento dejando ir las cosas que nunca fueron mías, liberar mis emociones, realizar duelos,  aprender que a veces se gana y otras se pierde.
Nunca son alegres las despedidas pero son una bisagra necesaria que se abre para que algo termine y esperar lo que vendrá.
Por cada final, siempre hay un nuevo comienzo, esta vez me dejo llevar por lo que vendrá...
                                                                                    Sindel Ave Fenix


domingo, 23 de enero de 2011

Espera

Sé q vas a venir,  pero la espera se  hace eterna...
Cierro los ojos para no tener que ver el lento pasar de las horas, la infinidad que tarda la aguja en recorrer cada minuto, cada segundo, hasta el reencuentro.
Tengo una necesidad urgente de vos, unas ganas intensas y exasperantes de que me hagas tuya nuevamente.
Deseo sentir una vez más tu boca, tus labios húmedos en esos besos profundos que nos damos a escondidas,  y que son solo nuestros, esas caricias que buscan enloquecidas  refugio en la piel del otro, y esa percepción de sentir como se enciende cada poro con el roce de nuestras manos, que se hunden, se desean, se entrelazan.
Necesito volver a sentir  en mi sangre como se agitan los latidos, y dejar a mis sentidos que se confundan en una mezcla de placer e impaciencia, esperando que llegué tu embestida.
Quisiera poder encerrar ese momento en la eternidad absoluta, que no exista el correr de los minutos, ni los horarios,  ni el pasado, o la incertidumbre lacerante del futuro.

Quisiera quedarme en vos para siempre, anclada en tus brazos como un barco que encuentra su puerto. Como  vos te quedas en mí, a pesar de cada despedida, latente en el silencio de mi corazón que se duerme hasta el próximo encuentro
      Sindel Avefenix

sábado, 22 de enero de 2011

Mis Alas

Mis alas
Sé que estoy volando hacia lugares inciertos, pero no puedo evitar desplegar mis alas, es un reflejo inmediato ante los caminos rectos.
Volveré a casa mil veces, buscando un nido incondicional que contenga el dolor de mis largos vuelos, de mis destinos erróneos, un nido donde curar mis heridas y mantenerme abrigada un tiempo, hasta que mi instinto me diga que es hora de volver a despegar.
No es justo, ni para mí que siempre estoy buscando rumbos equivocados, ni para el que se queda esperando mi regreso. No es justo lo sé, pero no puedo ni quiero entregarme a la resignación de quedarme,  porque presiento que si lo hago, se moriría la pasión que mantiene viva esta hoguera  y me convertiría en una esclava de mis posibles futuros recuerdos.
Y seré así, eternamente, no puedo echar raíces que sean lo suficientemente fuertes para  permanecer siempre en el mismo lugar.
Muchas veces lastimo, desconcierto,  doy cosas que duran un tiempo, pero en un segundo pueden cambiar y convertirse en sueños.
Tengo que poner resistencia, contener mi libertad, es tiempo de quedarme en el nido conocido, de asentarme junto al que siempre me espera a pesar de mis tiempos, pero por más que intento anclar mis sentimientos en esto, mi corazón es libre, y mis alas siempre se dejan llevar  por esos vientos, que a veces son ráfagas y otras huracanes, que me dejan volar alto, o me arrastran rasgándome por el suelo, pero no me importa, porque mientras tenga alas tengo sueños, y mi naturaleza me lleva a volar hacia ellos.
                                                                                                              Sindel Avefenix

domingo, 16 de enero de 2011

Cada vez más lejano…inalcanzable…
Sos la estrella q brilla en el cielo de mi ensoñación. Tu brillo incandescente se alimenta de mis ansias haciéndote cada vez más luminoso a mis ojos que no pueden dejar de mirarte.
Queda en mí el recuerdo claro de haberte tenido tan cerca, cuando tu cielo y mi cielo eran el mismo, y yo también era una estrella, brillando en la luz de tu amor.
Hasta que la vida me llevo sin darme cuenta  a  convertirme  en fugaz,  dejando en mi caída las estelas de un fulgor cálido que se fue sofocando lentamente, en un intento vano de aferrarme a vos.
Fui dibujando formas, letras, ruegos, inventando la forma de reavivar mi destello, pero los vientos del desamor fueron más fuertes que mis voluntades.
Me quedé completamente opaca,  presa de los deseos ajenos, resignando los míos y dejándome caer a este territorio habitado por los que perdieron su resplandor, en la búsqueda de sus sueños.
Vos en cambio te quedaste allá en lo alto, cada vez más imposible de tocar, más distante, como escondido,  pero igual puedo verte sin que lo sepas.
Muchas veces te contemplo detrás del velo de mi llanto, pero tu luz  sigue siendo tan radiante que no me importa si el precio a pagar por verte es demasiado alto,  dejaré correr mis lágrimas para  que a su paso vayan regando los surcos de  mis heridas abiertas por la impotencia y la desesperanza.
Sindel Ave Fenix


lunes, 10 de enero de 2011

Realidad


No quise ver la realidad.
Cegué mis ojos con el manto oscuro de la ensoñación.
Me inventé un mundo paralelo, en el que muchas veces justifiqué hasta lo injustificable para encontrar un punto luminoso en la oscuridad, para hacer girar la brújula hacia mis propios nortes.
Una y otra vez me mentí. Cambié palabras, dí vuelta hojas, y pateé tableros.
Cada vez más seguido dí pasos en falso,  pero seguí, en la búsqueda incesante de atajos inexistentes que me llevaran a mis ilusiones.
Recogí humillada lo que quisieron darme, cantidades ínfimas de migajas insignificantes
No pregunté, temí la respuesta
No arriesgué, temí la pérdida.
Me dejé llevar por la irrealidad dibujada con hilos invisibles de mi necesidad
Mi propia identidad fue flagelada y corrompida  por mis impulsos erráticos.
Hasta que todo se empezó a desmoronar en un alud de razonamientos desencadenados que me hicieron despertar.
Empecé a perder vuelo,  mientras más me precipitaba hacia la tierra de la verdad, mis ilusiones seguían luchando por mantenerme en ese cielo entretejido de mentiras. Y renunciando por fin a esa estúpida lucha de insensatez,  me dejé caer.
El aterrizaje fue cruento, doloroso,  todos los sueños que llevaba de equipaje estallaron en pedazos, y las astillas de mi propia decepción se fueron incrustando en mi fé, dejándola lacerada en su núcleo mas íntimo.
Mis argumentos, que tantas veces había usado en mi favor, se desparramaron por el suelo con furia y desolación.
En un instante lo perdí todo, las ganas, el ánimo, las batallas.
Perdí  entre tanto llanto hasta la  última esencia de mis lágrimas.
Y así desnuda de sentidos y sensaciones, con la última gota de sangre que me quedaba, después de la estrepitosa caída, me incliné como un mendigo a recoger  los despojos del desastre… un cuerpo vacío de  alma…un corazón trémulo de soledad y unos ojos que habían perdido para siempre la mirada.
               
                                                                                                                                Sindel Avefenix


Es mentira...

Es mentira...
Los dos sabemos que nada va a cambiar.
Por más que tu mirada se esfuerce en  mantenerse firme mientras decís palabras que jamás cumplirás
Ambos intentamos creer. Vos sabiendo que mentís, para que no me vaya,  y yo aceptando esa mentira para poder sostener mis sueños, para poder quedarme, más allá de la realidad. Necesitamos creer que algo va suceder. En cualquier momento...A cualquier hora...en cualquier lugar...
Ninguno de los dos quiere dejar este lugar que inventamos, este escondrijo tan lejano de la mediocridad en la que vivimos, este mundo de cuatro paredes, donde mezclamos canciones, risas, abrazos, y piel.
Pero las horas pasan prontas, traicioneras y ansiosas por dejarnos con ganas de más, ya no alcanza este tiempo tan tacaño que podemos darnos, y cada vez cuesta más.
Cada despedida es una herida que vamos dejando en nuestro espacio de vida, cada última caricia es no saber hasta cuando, hasta donde, o porque nos tenemos que marchar.
Me pregunto cuanto tiempo más nos queda mi amor, cuantas veces más mi corazón podrá soportar verte como te alejas por las calles, gritándote en silencio que te quedes, que no me dejes ir, que me pidas que me quede con vos para siempre, para darme todo de vos, y no solamente esos momentos que ya duelen de tan cortos, y esos besos que son robados y no me pertenecen.
Es mentira...Los dos sabemos que nada va a cambiar...
Sindel Avefenix