No puedo darte más de lo que ya te dí, ya no queda nada más en mí para dar, solo este vacío oscuro donde se refugia mi alma buscando un poco de piedad.
Fui tu amiga, tu amante, y tu mujer. Te escuché nombrarla mil veces, traerla a nuestras conversaciones, como si buscaras una justificación, y acepté compartí con su sombra gigante e implacable, tu cuerpo, tus manos y tus besos.
Luché por ser mejor creyendo con inocencia que así podría tenerte, hice cosas que solamente se hacen por amor, te entregué todo, hasta la fibra más íntima y recóndita de mí ser. Pero no te alcanzó…
Lloré incontables lágrimas en silencio, intenté curar con vendas invisibles las heridas que ibas causando en mi corazón, pero ningún remedio sirvió para poder consolar tanto sufrimiento.
Fui fuerte, constante, insistente…Impasible contra mis propios miedos y pesadillas recurrentes.
Me enceguecí para no tener que ver tus excusas, tus mentiras disfrazadas de consuelo. Inventé respuestas a preguntas inadmisibles. Justifiqué. Perdoné. Idealicé.
Seguí adelante sin mirar atrás, creyendo en un mañana, esperando ansiosa el día en que valoraras mis esfuerzos y comprendieras que te amaba, con ese amor incondicional; eterno…
Perdí la noción de la realidad. Cada vez que iba a dejarte, me dejaba convencer por tus fantasías, y me aferraba a esas dos palabras que repetías de memoria, pero que no creo que hayas sentido jamás
Volví mil veces a cometer los mismo fallos, me jugué por vos, y nada cambió, con el tiempo lo único que cambiaba eran mis ilusiones tornándose lentamente en decepciones, cada vez más grandes, más hirientes.
Convertí mis pasos certeros en tumbos errantes, tomé atajos inexistentes negándome a seguir el camino real, desvié mis pasos de toda señal de amor propio, y me arrastré…
Así llegué hasta hoy, cuando digo basta, porque al mirarme en el espejo, siento que no puedo ser yo esa mujer doblegada con los ojos hinchados de llanto, no puedo reconocer mi propio reflejo, me busco y no encuentro ni un esbozo de lo que fui antes de llegar a vos.
Y al adentrarme en mi solo veo huellas profundas de dolores sin curar, estaciones vacías de tanto amor dado sin devolución , campos estériles de confianza, plagados de desilusión y los surcos vacios que fui sembrando de semillas esperanzadas que jamás crecieron ni crecerán…
Sindel Avefenix